El mando diletante y la molicie: el poder de un hombre pequeño

el mando diletante

F. Javier García García

Unidad de Calidad y Seguridad del Paciente Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria Santa Cruz de Tenerife Capital Humano, Nº 382, Sección Tendencias / Artículos, Enero 2023, CISS

El poder del diletante es el poder de un hombre pequeño: arbitrario, perezoso, mediocre y embustero.

«Una persona inteligente se repone pronto de un fracaso. Un mediocre jamás se recupera de un éxito» (Séneca).

No es infrecuente encontrar, tanto en empresas públicas como privadas, mandos ignorantes y cobardes como Peter (1), procrastinadores pertinaces como Harry (2) o diletantes como Charlie, el protagonista de esta historia. Diletante en el sentido más negativo y peyorativo del término, un aficionadillo con pretensiones, un ente superficial con palabrería fugaz que aparenta saber más que los demás, en definitiva, un gris todólogo, experto en todo y en nada, con afán de epatar (3). Se describen a continuación las características del mando diletante, un charlatán enteradillo que además pretende instalarse en la molicie, en una grata pereza, y que sean otros los que le hagan el trabajo mientras él se lleva el mérito. Desde luego, Charlie es un personaje imaginario y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

VENDIENDO HUMO Y REPARTIENDO CROMOS

«Ningún traje del Emperador había tenido tanto éxito como aquel. «Pero si no lleva nada», exclamó de pronto un niño» (El traje nuevo del Emperador, cuento de Hans Christian Andersen (4)).

Ya desde el principio Charlie pretende vender humo y para ello tiene que pergeñar un escaparate con mucho brillo, luces de colores, alharacas y adornos churriguerescos. Enseñando su escaparate y con su manejo engañoso de las palabras Charlie conseguirá vender taparrabos como traje.

No obstante, aunque tenga ya su bonito escaparate, el diletante quiere darse a la molicie, que sus subordinados le hagan el trabajo y él llevarse el mérito. Charlie tiene que repartir cromos y entre sus subordinados necesita un edecán, su mano derecha, al que entregará una canonjía, y varios adláteres y mamporreros (5) a los que periódicamente dará regalías y pequeñas gabelas. De este modo, el diletante sobrevive en su proyecto de vender humo a sus superiores y hacia el exterior y repartir cromos a sus subordinados.

Cuando le plantean algún nuevo proyecto Charlie sigue la norma de «tolerancia, que no apoyo», siempre, eso sí, que no oculte el brillo y las luces de su escaparate. Si después el proyecto sale adelante verás a Charlie en una rueda de prensa apropiándose del nuevo proyecto e integrándolo en su escaparate. Como buen todólogo, Charlie tiene muchas lagunas de conocimiento, pero tiene que ocultarlo. Por eso, si le preguntas, por ejemplo, por la calidad y seguridad de los productos, su respuesta será: «¡¡Fun-da-men-tal!!», diferenciando bien las sílabas y quedándose colgado de la a. Luego no hará nada.

OCURRENCIAS DEBAJO DE LA DUCHA

«Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia» (Escena Lágrimas en la lluvia, de la película Bladde Runner (6)).

A pesar de su vacuo e insustancial proyecto, Charlie se considera a sí mismo un surtidor de ideas y periódicamente acude al trabajo con ocurrencias debajo de la ducha, que al principio eran ocurrencias del recién llegado y posteriormente se convirtieron en fantasías animadas de ayer y hoy (7).

Aquel día Charlie llegó a la reunión de directores triunfal, pletórico, henchido de orgullo. Debajo de la ducha se le había ocurrido una idea impactante: cambiar el nombre de la empresa. Charlie ya había pensado cómo organizar una encuesta entre los trabajadores e incluso varios posibles nuevos nombres de la empresa. Discretamente alguno de sus adláteres o mamporreros le explicaron que el nombre de la empresa no dependía de los directores. Y se oyó un ¡ah! de Charlie que se despeñaba al abismo o a la cloaca. Ocurrencia cerrada.

Con el tiempo Charlie decide intentar cotas más altas y elige problemas que no se han resuelto después de meses, por ejemplo, que los trabajadores se pongan la pajarita verde del uniforme oficial. El diletante dice la frase «¡¡de hoy no pasa!!» y ni corto ni perezoso explica que va a enviar una circular a los trabajadores de la empresa instándoles a ponerse la pajarita verde. Su edecán le pregunta si no es necesario tomar más medidas. Charlie, como buen diletante, responde que no quiere ninguna violencia, sólo convencimiento, y les dará el plazo de un mes para que cumplan con su circular y se pongan la pajarita verde. Después de un mes todo sigue igual, nadie se pone la pajarita verde y Charlie decide enviar una nueva circular sobre la pajarita y que se reevalúe la situación 3 meses después. A los 3 meses la pajarita verde de Charlie se ha ido perdiendo en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Ya nadie se acuerda de la pajarita. Otra ocurrencia cerrada.

Con sus ocurrencias el diletante sigue fielmente la tercera Ley de Parkinson (8):

«El tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su importancia»

NO DEJES QUE LA REALIDAD TE ESTROPEE UN BONITO ESCAPARATE

«No dejes que la realidad te estropee una buena noticia» (atribuida a varios autores, entre otros William Randolph Hearst (9)).

El gran enemigo de Charlie son los datos porque pueden estropear su bonito escaparate y desenmascarar sus artimañas. Al principio la primera reacción de Charlie ante los datos era la negación. «¡¡El dato está mal!!» decía muy solemne y tajante con expresión grave. Pronto comprobó lo endeble de esa vía de escape y pasó a las fases de imputación y de expulsión. Con la imputación trataba de atribuir sus malos datos a un solo cliente, el que vino el sábado, y con la expulsión le echaba la culpa de sus malos resultados a otras empresas, a elementos exteriores al otro lado de la calle o al ascensorista si hacía falta. Durante un tiempo Charlie fue adquiriendo destreza con la combinación de negación, imputación y expulsión del dato empleándolas de forma sucesiva o simultánea según le interesara.

Con el tiempo el esquema escapista se le fue agotando y Charlie tuvo que desarrollar como grandes alternativas el ajuste de datos y la creación de datos. En estos casos el dato ya no era su enemigo, era su amigo y cómplice. Si no puedes con tu enemigo únete a él y eso es lo que hizo Charlie. Con el tiempo fue adquiriendo gran pericia y se convirtió en un gran especialista ajustando y creando datos. Fue el comienzo de una hermosa amistad. Últimamente, ya como diletante experto, Charlie ha empezado a enviar a sus superiores sus propios datos. Él lo llama «autogestión» y está muy contento de haberlo descubierto y de haberse conocido.

JUEGO DE DILETANTES

Quod natura non dat, Salmantica non praestat (proverbio latino). Traducido al español: Lo que la naturaleza no da Salamanca no lo otorga.

El diletante es un ser social y necesita a otros diletantes para mantener su escaparate. Al resto de diletantes les pasa lo mismo. Cada uno de ellos por separado no pueden presumir de sí mismos porque podría parecer que lo hacen por motivos infundados y ridículos (y seguro que lo harían por eso), resultaría fatuo. Todos optan por una fatuidad por agente interpuesto, una fatuidad con intermediario. Charlie presume del diletante B y el diletante B presume de Charlie. Mientras tanto, el diletante C dedica halagos al diletante D y viceversa o se establecen fatuidades cruzadas. Se organiza un juego de diletantes, un contubernio en el que todos presumen de todos y de todo.

Resulta sorprendente que estos elementos con mentalidad de mercadillo intelectual de segunda mano y filosofía de tenderete barato tengan tanta autoestima; pero parece que es así según el sesgo cognitivo de Dunning y Kruger (10): «Los individuos incompetentes tienden a sobrestimar su propia habilidad y son incapaces de reconocer su extrema insuficiencia»

El juego de diletantes con sus fatuidades por agentes interpuestos confirma la Primera Ley Fundamental de la estupidez humana, descrita por Carlo M Cipolla (11): «Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo».

El número de participantes en el juego de diletantes siempre será subestimado y su fatuidad se extenderá hacia el infinito metidos en su estepa del pensamiento. Todos quieren ser partícipes de la farsa y seguir chapoteando en el lodazal de vanidades.

CUANDO DESPERTÓ, CHARLIE TODAVÍA ESTABA ALLÍ… O PUEDE QUE NO

«Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí» (Augusto Monterroso (12))

Como sucede con el dinosaurio del cuento de Monterroso, sus subordinados llegan al trabajo cada día y siempre Charlie todavía está allí, con sus prácticas diletantes y su liderazgo de madriguera. Como corresponde a un inepto en comisión de servicios ya sólidamente instalado en su nivel de incompetencia, es de aplicación el Principio de Peter: «En una jerarquía todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia» (Lawrence J Peter (13)).

Lamentablemente para sus subordinados van a tener que soportar crónicamente a Charlie, que seguirá con sus maquillajes de ocasión y, cuando le venga bien, sacando bonitas y solemnes palabras de su fondo de armario, como «yo sé delegar», que se traduce en «de menudo muerto me he librado», mientras él sigue zanganeando como buen gandul en una grata pereza después de haber desertado de sus funciones. Charlie da el pego; pero no da la talla. De vez en cuando, Charlie dice para impresionar alguno de sus pensamientos de segunda mano, como «lo importante son las personas». Charlie tiene la ventaja de no discriminar, ni le importan los trabajadores ni le importan los clientes. Para librarse de él las únicas alternativas para el equipo de Charlie son la huida o el tedio, es decir, aburrimiento extremo o estado de ánimo del que soporta algo o a alguien que no le interesa (14).

Sin embargo, en algunos casos, precisamente por casualidad o por equivocación, puede que, en lugar de ser de aplicación el Principio de Peter, los superiores de Charlie apliquen, realmente sin saberlo, el de Dilbert: «Las compañías tienden a ascender sistemáticamente a sus empleados menos competentes a cargos directivos para limitar así la cantidad de daño que son capaces de provocar» (Scott Adams (15)).

Por tanto, la salvación de los subordinados de Charlie es que lo asciendan a un cargo superior dentro de la compañía, lejos de ellos, que le den una patada hacia arriba. De hecho, Charlie será felicitado efusivamente por sus subordinados dado que acaba de convertirse en problema de otros. Otra posibilidad de salvación es que Charlie se aventure en la política cargado con su arsenal de eslóganes y fogonazos. Su equipo le apoyará con entusiasmo durante su campaña electoral a ver si tienen suerte, gana y se libran de él.

EL PODER DE UN HOMBRE PEQUEÑO

«Si quieres poner a prueba el carácter de un hombre, dale poder» (Abraham Lincoln)

El poder del diletante es el poder de un hombre pequeño: arbitrario, perezoso, mediocre y embustero.

el mando diletante

La característica más destacada del poder de un hombre pequeño es su arbitrariedad. Charlie actúa arbitrariamente, guiado por su voluntad y caprichos; pero esa arbitrariedad se mantiene emboscada, oculta. Pretende no aparentarlo, aunque sus subordinados padecen su ritual arbitrario. Su excusa es que «lo hace todo el mundo». Cuanto más pequeño es el poder del diletante, más arbitrario es. Además, Charlie es perezoso, negligente y descuidado, se instala en la desidia y en la molicie. No dejes para mañana lo que puedas no hacer nunca y mejor si consigues que te lo hagan otros y el mérito te lo lleves tú. También es mediocre, de poco mérito, un buñuelo desinflado, un desecho de tienta, alguien con poca relevancia, pero con muchas pretensiones, sin perder oportunidad de exponer con ínfulas un buen escaparate, un rico plumaje de gallina de la Conchinchina. La última característica del poder del diletante es que es embustero. Charlie si tiene que mentir miente, pero siempre con una sonrisa y sin inmutarse, disfrazando sus mentiras con artificios y dobleces. Acicala bien sus mentiras.

 CONCLUSIONES

  • El diletante vende humo construyendo un escaparate con mucho brillo, luces de colores y adornos churriguerescos y vende canonjías, regalías y pequeñas gabelas a sus subordinados.
  • El diletante se considera un surtidor de ideas y periódicamente acude al trabajo al principio con ocurrencias del recién llegado y posteriormente con fantasías animadas de ayer y hoy.
  • En un principio los datos son el gran enemigo del diletante y para combatirlos tiene que emplear la negación, la imputación y la expulsión. Posteriormente el ajuste de datos y la creación de datos provocan el comienzo de una hermosa amistad entre el diletante y los datos.
  • El diletante es un ser social y necesita a otros diletantes para mantener su escaparate con su filosofía de tenderete empleando la fatuidad por agente interpuesto como herramienta.
  • La salvación de los subordinados del diletante es que lo asciendan a un cargo superior dentro de la compañía, lejos de ellos, o que inicie una triunfal carrera política, de modo que en ambos casos se convierta en problema de otros.
  • El poder de un diletante es el poder de un hombre pequeño: arbitrario, perezoso, mediocre y embustero. La característica más destacada del poder de un hombre pequeño es la arbitrariedad.

BIBLIOGRAFÍA

  1. García García, Javier. El retorno de Peter: Cuando el mando tiene miedo. Capital Humano, número 313. octubre 2016, páginas 84-87.
  2. García García, Javier. Harry el procrastinador: Genio de la combinatoria y mítico escapista. Capital Humano, número 332. junio 2018, páginas 66-69.
  3. Epatar (Diccionario de la Real Academia Española): (del fr. épater, deslumbrar) Producir asombro o admiración.
  4. Escritor y poeta danés (1805-1875), famoso por sus cuentos para niños.
  5. Mamporrero (Diccionario de la Real Academia Española): 1-Persona que dirige el miembro del caballo en el acto de la cópula. 2-despect. Persona que amaña algo en beneficio de otra.
  6. Película dirigida por Ridley Scott, estrenada en 1982, que incluye en el reparto a Harrison Ford y a Rutger Hauer.
  7. Título original Merrie Melodies. Serie de dibujos animados distribuida por Warner Bros. Pictures.
  8. Parkinson,s Law or the Pursuit of Progress. Cyril Northcote Parkinson. John Murray Publishers Ltd, London, 1958.
  9. Periodista y magnate de la prensa estadounidense (1863-1951).
  10. Kruger J, Dunning D. Unskilled and Unaware of It: How Difficulties in Recognizing One,s Own Incompetence Lead to Inflated Self-Assessments. Journal of Personality and Social Psychology 77(6): 1121-1134, 1999.
  11. Las leyes fundamentales de la estupidez humana. Carlo M. Cipolla. Editorial Crítica, 2013.
  12. Augusto Monterroso (1921-2003), escrito hondureño, nacionalizado guatemalteco, autor de El dinosaurio, considerado el cuento más corto del mundo.
  13. Peter Principle. Lawrence J Peter; Raymond Hull. Ed. New York, Morrow, 1969.
  14. Diccionario de la Real Academia Española.
  15. The Dilbert Principle. Scott Adams. HarperBusiness, 1996.
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